Hablando con algunas personas creyentes, da la impresión de que admiten la evolución, pero que la consideran como una teoría con muchas lagunas, que no puede dar razón del origen de la vida o del alma humana. Además, numerosos creyentes conciben la acción creadora de Dios como una actividad de tipo ingenieril, artesanal o mágica, lo cual les impide aceptar en su totalidad el proceso evolutivo. Pero Dios no es un reparador que tapa huecos en la historia evolutiva o una coartada para maquillar lo que la ciencia no puede explicar. Por todo esto, resulta interesante el planteamiento provocador de este libro de Javier Novo, catedrático de Genética de la Universidad de Navarra. En un magnífico esfuerzo de divulgación, elabora un libro que se lee con agrado, con el fin de convencer al creyente de la radicalidad de la evolución como teoría explicativa del devenir biológico de la naturaleza, a la vez que muestra la inconsistencia de la visión materialista del universo, pues la acción de Dios imprime un sentido al cosmos, aunque se nos escape su comprensión, como el que solo ve los nudos de un tapiz.
Javier Novo muestra en los siete primeros capítulos del libro, con sugerentes ejemplos, cómo funciona la evolución. La vida ha ido apareciendo, como consecuencia de mecanismos puramente naturales. Este desarrollo confluye en los tres últimos capítulos, que abordan temas cruciales: la evolución de la mente, el origen del hombre y la relación entre el azar y Dios. Estas cuestiones, las más controvertidas en los debates académicos y en la opinión pública, están tratadas con originalidad y claridad científica, como el resto del libro, pero al tratarse de temas que afectan a la antropología filosófica y a la metafísica, tal vez dejen insatisfecho a algún lector. De todos modos, conviene no olvidar que Javier Novo es científico, y en ese horizonte se mueve su encantador ensayo.
JJMG
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