George Coyne (1933-2020). Una vida dedicada a la astronomía


El jesuita norteamericano George Coyne falleció el pasado 11 de febrero en Siracusa a los 87 años. Sacerdote y astrónomo ejerció durante casi 30 años el cargo de director del Observatorio Vaticano. Promovió el diálogo entre ciencia y teología al más alto nivel. En honor a su meritorio trabajo el asteroide 14429, descubierto en 1991, lleva su nombre.


Coyne nació el 19 de enero de 1933 en Baltimore (EEUU). Se graduó en matemáticas y obtuvo la licenciatura en filosofía en 1958. Cuatro años después obtuvo el doctorado en astronomía, en Georgetown University (Washington), con una investigación espectrofotométrica sobre la superficie lunar. En 1965 se doctoró en teología y fue ordenado sacerdote. 

Como científico tiene un asombroso currículum: investigó en Harvard (1963);  lecturer de la National Science Foundation en la universidad de Scranton (1964); visiting research professor en la laboratorio astrofísico de la Universidad de Arizona (1965), con la que permaneció en estrecho contacto hasta 1969 y durante toda su vida.

En la década de 1970 fue director del Observatorio Catalina de la Universidad de Arizona, director asociado del Observatorio Steward y del Laboratorio Lunar y Planetario y director interino del departamento de astronomía de la Universidad de Arizona.

A partir de 1969 comenzó a colaborar con el Observatorio Vaticano. En 1978 fue nombrado director por el papa Juan Pablo I. Cargo que ocupó hasta agosto de 2006, cuando fue sustituido por el jesuita argentino José Gabriel Funes. Ha sido la persona que más años ha estado a cargo de esta institución.

Coyne supervisó la modernización del papel Observatorio en el mundo de la ciencia, formó a jóvenes astrónomos y estableció un Grupo de Investigación del Observatorio Vaticano en la Universidad de Arizona. Este grupo tuvo acceso a la variada gama de telescopios y centros de investigación en el área de Tucson, una de las más importantes en los Estados Unidos en esta materia. Gracias a estas gestiones y tras conseguir financiación el Observatorio Vaticano pudo construir en 1993 el Vatican Advanced Technology Telescope (VATT) en Mount Graham, lo que facilitó la colaboración con diversos programas internacionales.

Coyne junto con su equipo participó activamente en la promoción  del diálogo entre ciencia y teología. Tuvo numerosos encuentros con científicos en Castel Gandolfo y colaboró con el Center for Theology and Natural Sciences (Universidad de California) en la publicación de cinco volúmenes de investigación.

El 1 de junio de 1988, san Juan Pablo II envió una carta a Coyne, que es considerado como un documento para el diálogo ciencia-religión desde el punto de vista de la Iglesia Católica. Coyne apoyó una teología abierta, moderna, que dialoga con la ciencia. Una teología que respeta la autonomía de la ciencia y a su vez pide ser respetada en su condición propia de teología.

Coyne se retiró de su puesto como director en agosto de 2006, pero siguió colaborando con el Observatorio hasta enero del 2012, ejerciendo el cargo de presidente de la Fundación del Observatorio Vaticano. Después ocupó una cátedra en Le Moyne College (Siracusa) donde enseñó astronomía y desarrolló una serie de conferencias sobre el diálogo entre ciencia y religión.

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Miguel Ángel Correas

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